

Imagine si toda la actividad física que realiza en el gimnasio se transformara en electricidad. Eso es lo que ofrece el innovador proyecto de la empresa Great Outdoor Gym, que propone gimnasios de acceso gratuito y al aire libre que permiten convertir cada pedaleo o movimiento en energía eléctrica para la comunidad del lugar. El primer prototipo tuvo su debut en Inglaterra a finales del 2012 y hasta ahora es el único disponible con esta tecnología. Hoy buscan expandir el proyecto a cinco ciudades dentro de Reino Unido y dicen tener varias ofertas para ampliar su mercado hacia otros continentes, “sobre todo de naciones en vías de desarrollo”.
Aunque en Nueva York desde 2010 un gimnasio usa el ejercicio de sus usuarios de spinning para auto nutrirse de energía eléctrica, este es el primer caso de un gimnasio público y gratuito que ofrece esto, y cuyos beneficios van directamente hacia la comunidad.
El proceso para colectar la energía es bastante simple. En el medio del gimnasio existe una “gran pila” que almacena toda la energía conseguida durante el día por todos los ejercicios que realizan las personas que hacen uso del gimnasio de la plaza y que luego se reparte, dependiendo del caso, entre sus instalaciones, luminaria del parque o hacia la comunidad. Esta energía acumulada se produce por dispositivos que transforman la energía cinética (fuerza energética provocada por el movimiento de un objeto) en corriente de luz. O sea, las máquinas que inician este proceso, que son bicicletas y caminadoras, al hacer girar un cilindro, permiten la elaboración de energía para el consumo de los usuarios.
Según la compañía, la meta es poder “entregar electricidad a una población de 5.000 personas” con la construcción de varias instalaciones para hacer ejercicios en un mismo sector. Algo así como entregar electricidad a San Pedro de Atacama.
El primer prototipo, que fue realizado en la ciudad de Hull, Inglaterra, genera un poco más de 40.000 watts por hora, lo que abastece el alumbrado del parque y las instalaciones del mismo gimnasio. Hasta ahora, ha sido proclamado como “todo un éxito” por el alcalde de la comunidad, Terry Gerarghty, quien tiene la idea de generar distintos gimnasios en lugares públicos para atacar la obesidad de una manera eficaz.
El trabajo realizado en Hull, que costó alrededor de 48 millones de pesos, tiene un objetivo claro: “mostrar este modelo en todo el mundo, instalando estas estaciones de energía humanas donde se requiera”.
Dependiendo de su nivel de sofisticación y capacidad, los gimnasios con estas características tienen precios que van desde los US$ 32.000 hasta los US$ 130.000, este último siendo el que podría llegar a repartir electricidad a la red nacional de electricidad.
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